Capítulo 6
1188palabras
Pasaron un par de meses y yo aún tenía pendiente el curso de extensión que veía con Jhin, durante un tiempo no lo había visto y había sido saludable para mí, pensé que ya lo había superado y que aquellos pensamientos no eran más que locuras de momento, necesidad de amor , necesidad de unas manos calientes sobre mi cuerpo, y ya las tenía, Jonás hacia un buen trabajo .
-Hola Lana, tiempo sin verte !
escuché a mis espaldas su voz, si ya había avanzado en sacarlo de mis sucios pensamientos ahí estaba el otra vez, con sus típicas camisetas deportivas que marcaban todo su adorable cuerpo, su perfume juvenil y sus ojitos, ay pero que ojos, creo que mi obsesión era por esos ojos color miel, que me hipnotizaban que hacía de mi lo que querían, pero solo en mi cabeza porque la realidad era otra.
-Hola Jhin, si que tal, como está todo, respondí con una voz señorera sacando a flote mi edad y mi poderío adulto.
tomamos la clase en silencio , al final de la misma el se iba a ir pero chocamos frente a frente haciendo que mis cosas cayeran al suelo y como de película el las levanto , dándome una de sus mejores sonrisas, sus dientes blancos hermosos mostraban su juventud , en ese momento más que nunca había visto de frente su rostro, no tenía una sola imperfección, se notaba sus pocos años, su pecho se estrelló con el volumen del mío rozando mis pezones con su pectoral, que no entiendo porque razón estaban duros, si solo lo había visto, solo me había estrellado con el, mi pecho se agito rápidamente al rosar su mano y el se dio cuenta que algo causaba en mi, era inevitable que no lo notara si es que por poco se me salía las babas, pero hubo algo que me sorprendió en ese momento, y es que el no me fue indiferente , su mano sudaba y sus labios mostraban algo de nervios, los dos guardamos silencio y seguimos nuestro camino.
En el fondo de mi ser pensaba que había pasado ahí.
NOTA: pensamiento de Jhin
había pasado un tiempo desde que conocí a la madre de mi amiga Susan, no era una mujer muy atractiva pero si muy interesante, con poder e inteligente y eso opacaba cualquier belleza física de otras mujeres , aunque para ser sincero su cuerpo curvo causaba en mi una sensación de querer tocarla, su piel era muy blanca, y aunque su cara mostraba el paso de los años no perdía esa belleza de una mujer juvenil, sus ojos eran brillantes y su escaso maquillaje revelaba la verdadera belleza de su rostro, su boca era carnuda, unos labios que invitan al placer, y si decía esto era porque desde el día que la vi no la saqué de mi pensamiento, el día que desaparecieron Susan y Chantal deseaba ser su consuelo, abrazarla mientras ella lloraba y decirle que todo iba a salir bien, deseaba ponerla en mi pecho y besar su cabeza, cuando ella fue la que desapareció mi corazón se estremeció de dolor al pensar que algo malo podría haberle pasado, pero al ver su rostro de furia cuando llegó a su hogar me hizo entender que algo no estaba bien, así que decidí alejarme por un tiempo, uno prudente en dónde ella no estuviera presente! ella es mayor que yo, pero en mi despertaba unos deseos inmensos de tenerla en mi cama, pero que pensaría mi familia tan conservadora, que pensaría mi madre , en especial ella, que sueña con el matrimonio perfecto a la edad perfecta, con un arsenal de nietos y una mujer de mi edad ocupando el lugar de esposa, y ni que decir del hecho de que yo tenía novia , era Chantal! a pesar de llevar unos años juntos ella no había entendido el verdadero significado de tener un noviazgo , salía con sus amigos de fiesta, regresaba al amanecer, muy pocos nos veíamos y más parecía yo su acompañante, su llavero que su novio, ella era muy atractiva, su cuerpo era envidiable, cualquier hombre moría por ella, por su cara preciosa y sus senos bien puestos, por su puesto que el hombre que había ganado ese lugar precisamente era yo, pero en el fondo de mi corazón mis pensamientos hace algún tiempo tenían otro rumbo, otro destino, otro rostro, y es que ella era prohibida, no creo que me correspondiera a pesar de que la he visto poco siento una química que recorre mi ser cada vez que la veo, lo peor de todo es que mi entrepierna refleja el efecto que ver a esa sencilla pero llamativa mujer causa en mi.
Después de nuestro pequeño encuentro en la universidad decidí que era de hora de hablar, quería experimentar cuál era la respuesta a qué había pasado ahí, no era un hombre muy experimentado , pero sabía que alguno de los dos tenía que tomar el primer paso y por su puesto ella no iba a ser , así que simplemente espere hasta la próxima oportunidad.